Mi nombre es Eugenia Ortiz Torres. Nací un 6 de septiembre en La Colina, calle Poeta Rodríguez Herrera, un lugar que con el tiempo entendí no fue casualidad, sino causalidad. Mis raíces son gomeras, una herencia que llevo con orgullo, y que conecta mi historia personal con la de mi tierra: un 6 de septiembre de 1492, Cristóbal Colón zarpó del muelle de San Sebastián, el mismo día en que, siglos después, yo llegaría al mundo. La vida me ha mostrado señales y vínculos que me recuerdan de dónde vengo; incluso mi abuelo paterno llevaba el apellido Herrera, como la calle donde nací.
Hoy soy escritora, una mujer de corazón dividido entre dos islas, que vive con pasión cada instante. Me considero polifacética: me fascina bailar, ir al gimnasio, disfrutar del cine y sumergirme en el arte en todas sus expresiones. Creo en encontrar el valor en la vida misma, en transformar lo ordinario en extraordinario, y en vivir con el corazón abierto.
Soy detallista, soñadora y justiciera por naturaleza. No tolero las injusticias y me muevo siempre guiada por mis principios y valores, aunque a veces eso signifique no encajar o enfrentar dificultades. Prefiero ser genuina antes que rendirme a la aceptación de los demás. Vivo desde la autenticidad, la presencia y la resonancia de mi alma, aprendiendo, creciendo, evolucionando y desafiándome constantemente para ser cada día una mejor versión de mí misma.
Por encima de todo, soy madre. José Manuel y Cristian, mis dos hijos, son mi inspiración y mis maestros de vida. Todo lo que hago, lo hago con el deseo profundo de que se sientan orgullosos de mí, de la mujer que soy y de la madre que les acompaña.
Mi propósito es claro: impulsar, brillar, vibrar, vivir y disfrutar de mi vida, compartiendo mis sueños, mi autenticidad y mi amor con quienes más amo.
Amo profundamente mi isla de Tenerife, lugar que llevo en el corazón y que me inspira cada día. Vivo en el sur, rodeada de mar, volcanes y paisajes que me recuerdan la fuerza de la naturaleza y la belleza de lo sencillo. Entre mis rincones favoritos está El Médano, con su brisa, su libertad y su energía vibrante, y Arico, un municipio que me ha acogido como a una más, regalándome el calor de su gente y el sentido de pertenencia a una tierra que me arropa y me impulsa a seguir creando.